Ayer le robaron al Athletic. Jugaba contra el Valencia. El personaje de esta entrada se llama David Navarro. No es la primera vez que hiere y pega a personas relacionadas con el fútbol. En la UEFA del año 2007, esta criatura le rompió la nariz de un puñetazo a un tal Burdisso.
Ahora es el turno de Fernando Llorente. Codazo (y un agarrón) a este, mereciendo total y claramente la roja directa. Un codazo es roja, esa es la nueva norma de este año. Pero las normas parecen ser que no valen de nada. ¿Cuál fue la decisión del árbitro? Ni siquiera lo amonestó. Ni siquiera le sacó la amarilla. Era de roja, no me canso de decirlo.
Pero no acaba ahí la cosa. Después de varios minutos, otro codazo de Navarro a un jugador del Athletic, mereciendo de nuevo la roja. Vamos, que debería haber sido expulsado dos veces. El árbitro no le sacó amarilla. De vergüenza.
En una de estas entradas, Navarro se hace el payaso y finge haberse llevado un golpe de Llorente en la cabeza, cuando los vídeos demuestran que no hay contacto con la cara.
Lo más increíble es que Llorente salió del partido con amarilla, por una entrada a las piernas de Navarro. Esa sí se amonesta. Era de tarjeta, sí. Pero, ¿y las otras entradas? ¿Ayudan al Valencia o no ayudan al Valencia? Yo digo que sí. Lo veo claro. Clarísimo. Algunos sacan la gracia de que a Navarro le van a entregar un Óscar por mejor reparto (de hostias, se entiende). Deberían. Los árbitros siguen a lo suyo. Hacen su trabajo como les dan la real gana. No pasa nada si se 'equivocan'. Por eso siguen 'equivocándose'. Si se les multaran por cada fallo, otro gallo cantaría. Fijo que sí.
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