Y eso que el resultado ha sido de derrota. Ya, con eso, podemos decir cómo fue el partido del Sevilla FC en Do Dragao.
Desde que el árbitro alemán señalara el comienzo del encuentro, la pelota pasó a ser del Oporto y así fue hasta el final. De principio a fin los portugueses se adueñaron del cuero y el Sevilla se limitó a defender, cosa que al final trae sus consecuencias.
Pasada la media hora, el rival nos coje desprevenido sacando rápido una falta y Mangala remata de cabeza un gran envío de Quaresma. 1-0. Falta de intensidad, de ganas, de garra, de casta y coraje que nos cuesta la derrota. Lo peor es que esa carencia de todo no cambió en los 95 minutos que duró el enfrentamiento.
Foto: Ramón Navarro
El Sevilla solo tuvo una ocasión de verdad. Con peligro real, solo una: disparo de Bacca potente que despeja
sin llegar a atrapar Fabiano, el rechace lo caza Gameiro, pero mal, sin concretar. Ahí estuvo el golito que se debe marcar siempre a domicilio en este tipo de eliminatorias. El ariete francés no pasa por su mejor momento, desde luego, aunque tampoco veo justa la cantidad de críticas que está recibiendo, siendo este su primer año aquí.
Los palos y Beto nos salvaron de caer por más goles, y por eso el 1-0 no es mal resultado visto lo visto.
Una buena noticia es que ni Jackson Martínez ni Fernando estarán en la vuelta en el Sánchez-Pizjuán dentro de una semana, dos bajas muy sensibles. En nuestro bando el sancionado será Alberto Moreno, aunque recuperamos tanto a Fazio como a M'Bia.
La derrota de esta noche creo que es más motivo de intensidad (como dije antes) que de planteamiento. Unai Emery puso sobre el campo lo mejor que tenía disponible y quedando 20 minutos para el final ya había realizado los tres cambios. Pienso que hoy Emery no es el máximo culpable del 1-0. Tiene parte de culpa, como todos, y ya está.
Destacar los casi 2.000 sevillistas desplazados a Oporto y que estuvieron animando sin parar, y que ahora se pegarán una paliza de vuelta después de ver lo que han visto. Aunque supongo que con ver a su equipo en Europa ya merece la pena el viaje.
A pesar del papel de los nuestros en Portugal, la eliminatoria está viva. Muy viva. Y jugamos en casa, en Nervión, en un Sánchez-Pizjuán que será una caldera apoyando al equipo en busca de un puesto en la semifinal.
Ya logramos la remontada en octavos después de caer por dos goles en la ida.
Podemos volver a conseguirlo.
Aunque esta vez, ante un rival de verdadero nivel.
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