Olía desde esta mañana a noche grande en Sevilla, a esas noches gloriosas escritas con tinta de oro en las páginas de la Historia del Sevilla FC, había un presentimiento, una sensación de que, jugando en casa, en nuestro Sánchez-Pizjuán, con esa afición apretando los 94 minutos, todo es posible. Y lo fue.
Foto: sevillafc.es
Creíamos en ello ciegamente, como si enfrente tuviésemos a un rival de Regional o a un equipo de barrio, cuando realmente nos enfrentábamos a un conjunto que venía de eliminar a todo un Nápoles, a un club acostumbrado a viajar por Europa los últimos años, a una entidad a la que había que mostrar respeto. Mucho respeto.
Pues bien. El Sevilla, el tuyo y el mío, con una lección de casta, de coraje, de fútbol, de ganas y de todo lo que hay que echarle a este deporte, le dio un baño deportivamente hablando al Oporto con un arranque brutal, con un 3-0 en media hora que ni los más optimistas lo esperaban. Uno, dos y tres goles en treinta minutos que le daban la vuelta a la eliminatoria ampliamente.
El primero de ellos de Iván Rakitic desde el punto de penalti, el capitán que ha jugado casi los 90 minutos con gripe y fiebre, casi sin poder respirar en el calentamiento. La implicación de este hombre, de verdad, no es normal. Me quito el sombrero.
El segundo, de un jugador al que hoy volvimos a ver en su estado natural, crecido, soberbio, pero que se lo podríamos atribuir perfectamente a Fernando Navarro (partidazo junto a Fazio) que, gracias a su presión, roba, la peina Bacca y Víctor Machín, Vitolo, define engañando a Fabiano.
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Y el último antes del descanso, del pichichi del equipo, de don Carlos Arturo Bacca, del hombre que ha alcanzado en esta noche mágica la veintena de goles y sigue sumando. Entre cuatro rivales metió la pelota.
A pesar del 3-0 tocaba sufrir, eso lo sabíamos. Con un Oporto delante nada está decidido. El colegiado italiano expulsó a Luis Castro, técnico rival, y a Coke por doble amarilla: la primera por meterse en líos y la segunda por una falta clara. Evitable, por el jugador y por Emery, pero hoy no vamos a reprocharle nada a nadie después de lo logrado.
El Oporto cada vez llegaba con más facilidad y Beto nos salvó en dos ocasiones con dos grandes intervenciones, una de ellas terminando el balón en el larguero. Sin embargo, este Sevilla a la contra te suele matar, y en una de ellas, el otro ariete, el francés Kevin Gameiro dijo 'aquí estoy yo' y mató la eliminatoria por completo después de rematar un centro de Vitolo. Quaresma, con un golazo por la escuadra, hizo en la recta final el 4-1, pero la fiesta blanquirroja no cesó en ningún momento en Nervión.
Lección del equipo y lección de la afición, que se dio cita como siempre en noches como esta, llevó en volandas a los jugadores e intimidó al rival. Al menos un gol lo marcó una espectacular y fantástica grada que dejó boquiabierto a más de uno, y a más de dos.
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Estamos en una nueva semifinal de la Europa League. A solo dos pasitos de vivir una final europea. Mañana, a las 12h, se llevará a cabo el sorteo. Además de nuestro Sevilla, también han conseguido pasar Valencia, Benfica y Juventus. Ojalá evitemos a este último.
Aunque ya, a estas alturas, que venga el que sea...
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