En la noche de este viernes se disputó en el Ramón Sánchez-Pizjuán una nueva edición del Trofeo Antonio Puerta, la número siete ya. El rival, como viene siendo habitual, un andaluz recién ascendido, el Córdoba.
Un partido que sirvió de presentación, de recuerdo y de conjura, y que nos dejó momentos ejemplares y muy emotivos: el pasillo que el Sevilla FC le hizo al equipo cordobés (detallazo de club grande), los dos ramos de flores que el rival depositó en la zona dónde desgraciadamente cayó Antonio Puerta (otro gran gesto), el saque de honor de su hijo Aitor Puerta y las imágenes en los videomarcadores tanto de Antonio como de Dani Jarque, pues casualmente ayer se cumplían cinco años de su fallecimiento. Esto provocó que se vieran lágrimas y mucha emoción en los rostros de los sevillistas y también de la afición visitante desplazada a Nervión.
En lo que al encuentro se refiere, el Sevilla fue superior en casi todo momento al Córdoba, aunque si bien es cierto que no disfrutó de numerosas ocasiones y que los dos tantos llegaron en los últimos minutos. En el 81', Denis Suárez recibió un pase atrás de Aleix Vidal e hizo el 1-0. El gallego sigue con su recital e ilusiona mucho al Sevillismo. Sólo tres minutos después, Carlos Bacca finiquitó el enfrentamiento con un disparo desde la frontal y empieza el año como lo terminó: marcando. 2-0. Gol importante de cara a la Supercopa para coger confianza.
Con el pitido final, el equipo recogió el trofeo de la Zurda de Diamantes, hizo la habitual piña y se mostró un vídeo en los marcadores. Todo ello, rodeado del 'échale huevos' de la afición, pensando ya en la Supercopa de Europa ante el Madrid de este mismo martes.
Foto: SFC
Dentro de nada. Otro título en juego. Podrá pasar cualquier cosa, pero este ambiente previo a una final no nos lo podrá quitar nadie.
A por ellos.
Vamos mi Sevilla.
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