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12/8/15

Orgullo.

Desde este viernes, eso que dicen que del subcampeón no se acuerda nadie será relativo. El Sevilla FC jugó y disputó la Supercopa de Europa como campeón de la Europa League ante el mejor equipo del mundo, el FC Barcelona, claro favorito para la mayoría y para las casas de apuestas, que se acabó llevando el título.

A pesar de tener la defensa mermada con las bajas de Pareja, Carriço y Kolo, a pesar de recibir un mazazo con el 3-1 al borde del descanso, a pesar de encajar otro gol en el comienzo de la segunda parte, a pesar de tener enfrente a diez estrellas y un extraterrestre, como dijo nuestro presidente, y a pesar de una actuación arbitral del escocés William Collum que no dejó contento a nadie, el Sevilla FC se repuso a base de casta y de coraje para empatar un 4-1 adverso, poner contra las cuerdas al Barcelona y estar a punto de lograr la machada, que al final se decidiría para el rival con un tanto en la prórroga. Cuando todos lo daban por muerto, cuando el partido parecía carecer ya de interés, aparecieron esos once gladiadores para demostrar que el 'dicen que nunca se rinde' de su Himno no es un dicho, sino una realidad más grande que la Giralda, que estará orgullosa, como nosotros, como todos los sevillistas, de lo que fue capaz de hacer el equipo al que defendemos ante uno de los clubes más millonarios del planeta.

Imagen: sevillafc.es
Cierto es que se quedó un mal sabor de boca con el pitido final, al menos a mí, pues estuvimos a un pasito de poder seguir escribiendo con letras de oro las futuras páginas del Sevilla FC. Pero también es verdad que si el equipo tiene que perder, esta es la mejor manera de hacerlo. Qué duda cabe.

Miles de aficionados neutrales y de otros equipos españoles se rindieron ante la raza que sacó el Sevilla FC cuando más negro lo tenía, siendo incluso el tema más hablado en todo el mundo en la red social Twitter, con cerca de 600.000 menciones.

Ojalá todo lo que disfrutamos ayer sea sólo un anticipo de la ilusionante temporada que se nos presenta. Prometer, promete, desde luego.
 
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